Para algunos, el conocido rancheador más odiado y temido por los mambises de la parte más oriental de Isla, el guerrillero colonial Miguel Pérez Céspedes. Para los españoles, el defensor de la integridad nacional, un servidor de la Patria durante cincuenta y cuatro años, anulando durante décadas los elementos peerturbadores y peligrosos para la provincia de Cuba y sacrificado inhumanamente en Sabana Abajo, Lomas del Peladero, en una emboscada que hizo inutil la heróica resistencia. Los enemigos se ensañaron horriblemete con su cadaver, desfigurándole por completo. Sin embrago, recuperados sus restos por los nuestros, fueron conducidos a Guantánamo, lugar de su residencia, tributándoles solemnes honras y siendo depositados en el nicho num. 7 del panteón que esa invicta Villa erigió para los defensores de España.
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